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Hay algunas cosas de mi madre que me gusta la cocina: es el lugar donde, históricamente, se preparó una deliciosa comida saludable para sus hijos hambrientos. Yo estoy vivo y saludable, porque de ese maravilloso. Por otra parte, es muy funcional y eficiente, tiene tenedores y cuchillos y todas las variedades de platos y cubiertos que pueda necesitar, pero nada más. Por lo que es posible ir sobre el negocio de la cocina sin tener que entregar aplastado por la basura de \ ", o preparar una comida encantadora dentro de sus límites sin resbalar sobre contemporáneo, con baldosas hexagonales, que cuestan una pequeña fortuna para comprar y una gran fortuna para mantener a través de los costos de seguro de salud esencial.

Por supuesto, hay algunas cosas sobre la cocina de mi madre que no me gustan: El hecho de que él consiguió esta funcionalidad robusta a través de un sacrificio aterradoramente completa de todos los posibles elegancia, por ejemplo. O la basura. Odio cajas.

Pero hay algo en la cocina de mi madre que me encanta: Casete \. "

Ahora, hay varios cajones en la cocina de mamá, pero sólo un cajón a '. No tengo ni idea de si otras cocinas de todo el país o incluso del mundo, tienen el 'cajón, pero yo estaría dispuesto a hacer una pequeña apuesta en el hecho de que lo hacen. Es el cajón que mi querida madre pasó años sin saberlo, creando y perfeccionando a través de sus simples necesidades de un hogar ordenado. Y cuando, al tiempo de limpieza, se encuentra con algo por lo que ella no puede asignar la propiedad, o algo que no tiene cabida ", que inevitablemente termina en el bin \".

Madre, ¿sabes dónde está mi bomba de bicicleta es?

No estoy seguro de miel, echar un vistazo en el cajón.

Madre, tenemos todos los clips de papel?

No sé amor, trato el cajón.

Usted sabe que el cajón \ ".

Y fue en el 'cajón mientras recientemente en busca de una batería o una caja de cerillas o trinquete llave inglesa o una aguja y el algodón, o hámster que perdí en 1989, me encontré con un objeto que sólo tiene Recientemente apareció en el cajón, pero que parece haberse extendido más rápido que los conejos, produciendo más y más pequeños descendientes e interminable maraña de cables confuso, mi viejo teléfono.

Especulativa Presioné el botón de encendido y, sorprendentemente, brillaba a la existencia. Él no parpadea o parpadea, y no era odiosa, la era espacial del sonido o gráfico llamativo de anunciar su llegada arrogante, sólo brillaban con una humildad gentil, a la vida. 15 años de evolución técnica